miércoles, 16 de abril de 2008

EL EXAMEN DE MATÉMATICAS

Luego de múltiples intentos por salvar mi promedio en matemáticas, estaba todo perdido, el resultado era un rojo inminente y mi única alternativa era el examen de fin de semestre. Lo que era bastante poco probable, considerando que en las pruebas anteriores con suerte me sacaba un tres.

Un día una amiga me dijo que su hermana había salido hace dos años del colegio y que ella tenía el examen debido a que el profesor era tan flojo que hacia todos los años la misma prueba.

Así que tuve que ir a la casa de mi compañera y buscar en una caja, entre todos los cuadernos de enseñanza media, el famoso examen, que estaba todo roñoso y medio borroso, pero, que en el momento de desesperación que estaba viviendo valía oro. Nos hicimos unos torpedos gigantes para el día de la prueba, sin embargo, yo tuve la rara ocurrencia de escribirlo con lápiz mina y con todo el nervio desapareció todo lo que estaba escrito. Por esta razón con mi amiga tuvimos que compartir el famoso torpedo, no obstante, lo malo es que nos cambiamos de sala para los exámenes, y ella quedo sentada delante de mí y no sabia como pasarme las respuestas porque el profesor no paraba de observarnos, así transcurrió casi toda la prueba sin poder obtener los resultados, hasta que cinco minutos antes que terminará la hora destinada para la prueba, otra amiga vio mi apuro, distrajo al profesor y me pudieron pasar las respuestas.

Obviamente no me podía sacar un siete pues iba a resultar demasiado evidente, finalmente me saqué un 5.7 y el profesor me felicito frente a todo el curso por mi gran superación y por ser tan esforzada y no pudiendo entender jamás como no me había sacado buenas notas antes.

Orgeón


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