Si me preguntasen cómo la pasé durante mi etapa escolar podría responder sin dificultad que me sentí como atrapada en una de esas películas estilo Disney y que son cómicas. Tal ve sería algo así como “chicas pesadas” (aunque no con accidentes con microbuses, pero si con tirones de mechas y tal vez alguna burla materializada en papel y que se difundía como panfleto para atacar a algún miembro de la comunidad escolar y que podríamos denominar como menos agraciado, o literalmente el “feo, el guatón, el cuchillo, el paila” o cualquier otra denominación que se refiera a alguna característica corporal de un alumno).
Si estoy segura, chicas pesadas es la más perfecta descripción de lo que pasa en una escuela común, donde solo existen problemas de gente común solo que aumentados al mil por ciento debido a que los jóvenes tendemos a transformar todo en una gran tragedia. Recuerdo en algún momento haberme peleado a grito pelado en la entrada del colegio con una chica que no hacía más que lucir bonita y hacer escándalos (o quizás era yo); bueno, a estas alturas da lo mismo, pues en el colegio las chicas tendemos a movernos en manada y a homogeneizarnos tanto que hasta llegamos a parecernos físicamente unas con otras, siempre tenemos un mismo modelo para elegir. Ahora bien, estoy segura de que chicas pesadas es la película que más se asemeja a lo que viví por que al igual que ellas puedo pensar que el uno se maneja en el mundo escolar y resuelve sus problemas de la misma forma en la que lo haría en la selva.
Diría que un grupo curso se mueve como lo haría una manada de lobos en su territorio. Asaltan en masa a su presa (siempre hay alguien que sirve de material para las burlas), y se manejan en
Podría señalar también que en asuntos de poder, igual que una manada de lobos existe un macho alfa; es “el que la lleva” y que generalmente es elegido por voto popular como presidente de esto que podríamos también denominar como una fraternidad o cofradía. Es un tipo bueno para hablar y que generalmente tiene éxito entre las chicas; se acerca a los profesores y discute con ellos con propiedad, es reconocido en otros cursos y muchos conocen incluso su nombre; tiene una gran personalidad.
Debe existir, sin embargo y por regla general un macho beta. Este macho beta reúne un pequeño séquito de amigos que le sirven como una pequeña mafia que tiene como objetivo derrocar el gobierno del macho alfa. Siempre ha sido así desde mis primeros días escolares y no cambió mucho a pesar del paso de los años, pero ¿qué es de la chica rebelde que también quiere figurar?
La mayoría de las ocasiones quien tiene el poder es una figura masculina, cuando una mujer quiere participar en un cargo siempre tiene un rol menor como el de secretaria o simplemente el de “gritona” que es alguien que solo se dedica a pelar.
Nosotras fuimos las brujas, las de lengua viperina, las que creíamos que el macho alfa lo hacía muy mal (o más bien, que nadie lo iba a hacer mejor que nosotras) así que planeamos durante días la estrategia para derrotar la fuerza del macho alfa.
Finalmente debemos comprender que en el mundo escolar la única forma de reducir el poder del macho alfa es siendo corruptas, violando todos los derechos, provocando un golpe. Partimos ocupándonos de trabajos menores y llevando a cabo las malas ideas del macho alfa, con el tiempo fuimos apoderándonos de sus labores hasta que llegó el momento en que el macho alfa se convirtió en una figura solo presencial.
Solo restaba el golpe final, un día faltó a clases y simplemente asumimos el poder. Bueno, ¿y qué significaba tener el poder? Volvemos nuevamente a que somos una manada de lobos, se trata de sobrevivir. Ser escolar es como pertenecer al bosque o a la selva; con la diferencia de que podemos elegir si ser los animales pequeños o los grandes animales, como también podemos elegir ser los que comen o de los que son comidos, hay otros sin embargo que prefieren vivir de la carroña (y que en el mundo escolar son los que aceptan lo que les digan). Conseguir el poder es simplemente pasar la prueba máxima y sobrevivir a ella, ganando además algunos privilegillos casi cercanos al respeto. Claro está que dentro de la manada (y así lo entendimos) el aúlla último aúlla mejor.
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