jueves, 24 de abril de 2008

Humillada por la profesora

Si bien el colegio, los profesores, las vivencias y experiencias que adquirimos en este lugar, constituye un periodo importante de nuestra vida, debemos reconocer que en innumerables ocasiones sucedieron hechos que no se deberían presentar en un establecimiento educacional.
De lo anteriormente mencionado, procederé a contar una situación que para muchos puede ser irrelevante, pero que en la protagonista provocó una modificación en su actuar. 
Esto sucedió en un colegio ubicado en  Nuñoa. Si bien era un establecimiento que se jactaba de tener muy buenos profesionales, claramente algunos de ellos desconocían el clásico dicho cristiano: Ama a tú prójimo como a ti mismo, o simplemente no tenían mucho respeto por sus alumnos. Cursaba tercero medio, cuando sucedió un hecho que se prestó para humillar a una persona, situación que muchos despreciamos, pero que se quedó sólo en eso, desprecio!, ya que nada más se hizo. Recuerdo que tenía una profesora de matemáticas de aproximadamente cuarenta años. Sus técnicas pedagógicas realmente dejaban mucho que desear, en sus clases no había lugar para las preguntas o para aclarar las dudas, pero esto ahora poca relevancia tiene. Como en todo curso, nunca faltan los típicos prototipos que a todos nos hacen diferentes y obviamente define nuestra posición ante el curso. Me refiero, específicamente, a los populares, los
mateos, a los raros, a los gordos, etc. Pero esta historia se trata del último prototipo que mencione.
Tenía una compañera, que a primera vista se apreciaba que se encontraba sobre el peso normal, pero que obesa mórbida no era.
Ella con frecuencia ingería algún tipo de alimento en clases, por lo que varías veces le llamaron la atención.  Recuerdo que nos quedaba la última clase para salir, la cual la realizaba la profesora de matemáticas, que antes mencioné. Ella ingresando a la sala se percató que la compañera estaba comiendo, pero ha esta mujer no le bastó con llamarle la atención, sino que claramente la humilló, diciéndole: que si fuera ella dejaba de comer y se ponía a dieta, ya que no lograba distinguir si al frente tenía una vaca o una persona.  
Estas palabras tan crueles de la profesora, tuvieron gran repercusión en ella, a tal punto que nuestra compañera llegó a formar parte de las adolescentes que sufren bulimia.
Si bien, todos fuimos testigos de este acto de humillación que nuestra compañera fue víctima, ninguno de nosotros dijo o hizo
algo. Desde luego, sus padres manifestaron su molestia ante el director y ante la profesora misma, adjudicándole la absoluta
responsabilidad de que su hija padeciera una enfermedad.
Enfermedad que nació de la humillación, de la falta de criterio y poco razonamiento de ésta mujer. ¿Cómo no pensar que dichas palabras podrían calar tan hondo en una adolescente?. Adolescente que siendo físicamente como era, o sea gordita, lo que más deseaba era ser aceptada. 
 Claramente, esta profesora no midió sus dichos, los cuales trajeron una serie de consecuencias negativas, pero aún así, ella siguió realizando clases.
 
Yuyina.

No hay comentarios: